Ésta es una de esas entradas que me he pensado muy mucho escribir. Existen muchos temas que no toco, por distintos motivos, pero hoy quiero hacerlo con éste (aunque me ha costado horrores por muy motivos).
Cuando oigo La mamá de Hugo es como si no fuera conmigo.
Cuando oigo La mamá de Hugo es como si no fuera conmigo.
Lo pasé fatal, pero fatal de muerte total y destrucción. Como si todos los lunes del año se unieran en un mismo día.
Me encontraba físicamente fatal, nunca me imaginé que lloraría tanto cada vez que tenía que ir al baño. Un parto increíble, pero un postParto demasiado desagradable, con deciros que lo recuerdo ahora y parece que siento los puntos y me estremezco, 4 kilos de niño dejan cicatrices.
Tenía que seguir trabajando, el día del parto tenía un juicio y me fuí al hospital y a las horas de tener a Hugo tenía otro juicio, uno del que salí a las 9 de la noche con un niño que lloraba desgañitadamente en un pasillo y su señoría no me dejó darle el pecho ni salir a cambiarme una compresa encharcada de sangre, y mientras tanto yo pensaba en el dolor, el olor, en defender a mi cliente (que por cierto no me ha pagado y le gané lo inganable), en el Pichu, sin leche y mi madre preocupada por todo. Así que fenomenal. Y yo siendo abogado laboralista y defensora a ultranza de la libertad de las personas. No hablo de madres, ni de derechos, ni feministas, ni feminazis, porque no voy a entrar en esos temas, mi postparto lo sentí así y así os lo cuento, por si sólo una mujer puede sentirse mejor.
Me sentía tan culpable por tener que justificar mi modo de ser y de vida, ser la crítica absoluta de cualquiera que me veía currar. Fue absolutamente horroroso, desagradable y de una falta de respeto tan grande que prefiero sólo comentarlo sin entrar en detalles.
Al principio, para qué negarlo, no me gustaba ni oír la palabra Mamá, realmente estaba destrozada (es como lo de mi marido, me suena fatal). Quizás son palabras que no asociaba con mi persona.
Quería ir a pasear, porque las madres lo hacían y yo no podía (aunque sabéis que odio moverme), pero tampoco quería ir sola y no tenía a nadie para dar un paseo, para desahogarme, para hablar de otro tema,... Me sentí tremendamente sola. No quería estar en el parque ni leer ni hablar en foros de mamás, no tenía nada que ver con el 98,7% de las mamás que me encontraba y, como yo no soy de callarme, cada vez que abría la boca subía el pan, pero era como lo veía yo, no soy rarita soy así.
Sé que no soy muy convencional y que me escapé de las clase preparto porque no quería que me contarán sobre la expulsión (soy muy cobarde para algunas cosas), en eso no necesitaba información.
Todo el mundo te dice que es lo mejor del mundo ser madre, que todo es fabuloso y que es tan maravilloso que es la felicidad absoluta. Yo me sentía una mierda absoluta, porque se supone que tienes que disfrutarlo y ser feliz y yo no lo era, lo pasé realmente muy mal.
Tampoco creo que tuviera depresión o algo así (que si lo creyerá os lo decía) si no que te cuentan unas películas y cuentos que no me cuadraban con lo que vivía y estaba muy desubicada, muy incompetente e impotente ante las nuevas situaciones que aparecían y que se me iban de las manos sin saber organizar ni controlar.
Mi imagen para mi es muy importante (no por el blog) de siempre. Sí, soy así de superficial, pero me ha hecho siempre sentir segura. Me veía muy gorda, engordé más de 33 kilos y digo más porque me dejé de pesar los últimos 15 días por miedo a saberlo. Me veía fea, dejaba de ser superwoman y me convertía en algo que no sabía ni el nombre, con el pelo destrozado y con lo que tenía encima. Era como la gota que colmaba el vaso. Sin familia, ni amigos, en un pueblo al que acababa de llegar, con un niño que no dormía (debía ser el único del planeta porque el rsto de bebés, según sus mamás, dormían 10 horas seguidas), es cierto que no lloraba, pero no se dormía. Y encima con dos trabajos. Cuando oigo a la gente decir que los bebés sólo comen, cagan y duermen, siempre pienso en bajito, ¡LOS COJONES!
He de decir que tengo muchas dudas sobre ti, Hugo, muchas, cada poco estoy en los despachos de los psicólogos adscritos al juzgado de familia y me pregunto mil cosas, mil inseguridades, mil dudas, mil preguntas,...
He dudado de casi todo (recordad la que he monté para salir a correr), pues imaginad para ser madre. Si os digo que leería más de 80 libros no es ser exagerada. Me leía sobre un tema, el que decía sí, el que decía no y el que decía medio y he ido aplicando distintos métodos según las circunstancias, sobre alimentación, sobre ejercicio, sobre educación, cuidados, problemas, sueños, lactancia, hermanos,...
Mucha gente que conozco hace cosas importantes sin formarse, sin informarse y, lo mejor, es que se descojonan de mí. Por suerte, el tiempo me da bastantes veces la razón o al menos los profesionales lo hacen.
Yo dejé de fumar no por Hugo, si no por mis propios remordimientos, por si sucedía cualquier cosa cuando naciera, para no acarrear la culpa que suponía sentir culpable, por haber hecho algo que sabes internamente que está mal. No nos andemos con bobadas, lo sabemos y nuestros autoengaños y justificaciones son perfectos, pero son eso, gilipolleces.
No tengáis miedo por ser malas madres ahora, tiempo después es increíble. Si os encontráis mal, yo también pasé por ello y, si no os lo dice nadie ya os lo digo yo, fue muyyyyyy duro, mucho, pero también es verdad que pasa y que ojalá lo hubiera dsifrutado, pero no fue así.
Y seré la peor #MalaMadre del mundo por contarlo, pero quizás, diciendo lo que sentí, puedo hacerle sentir bien a alguien y decirle que no es un perro azul marino con puntitos verdes por ser una mamá así, que puede estar mal, fatal y peor y que es fantástica por sentirse así y que es de admirar tirar pá alante cuando no es lo que esperabas.
¡¡Ánimo!!
Y en breve, se adelgaza si se quiere, se vuelve a salir si se quiere, se vuelve a currar si se puede/quiere y serás siempre la mala madre que quieras o que no quieras ser.
Un abrazo,
Y en breve, se adelgaza si se quiere, se vuelve a salir si se quiere, se vuelve a currar si se puede/quiere y serás siempre la mala madre que quieras o que no quieras ser.
Un abrazo,
Luna.