Os quiero contar qué ha sucedido este fin de semana por varias cosas, una de ellas es porque el sábado era el cumple de lingas, ¡ya sabéis cómo amo los cumpleaños! Acabó siendo un gran cumpleaños, pero todo se desplomaba según pasaban las horas y a cada paso todo era más extraño y triste.
Siempre he escrito un diario y ahora el blog hace las veces de mi cuentacosas, me sirve de recordatorio para muchas de ellas y de desahogo para otras. A veces siento que son unas hojas que quedan cerradas y sólo puedo leer yo, pero aún a sabiendas de que toda la información plasmada y que abrirme tanto, puede ser contraproducente y que te pueden hacer daño con tantos datos, pues aún con ésas, lo voy a seguir haciendo por la sencilla razón que me viene bien.
El viernes, después de enseñaros un par de cosas en Facebook, sonó el teléfono y, como suele suceder en estos casos, te dan esa mala noticia que suele suceder y que no quieres que pase.
En unas pocas horas has de reorganizar varias cosas; en mi caso, ir a correos a recoger cosas, enviar otras, mandar mails urgentes, finalizar pedidos, varias llamadas, una pequeña maleta con unas bragas y poco más. Esperas a alguien y te vas de viaje, un viaje raro y un retorno raro. Os contaría más sobre sentimientos, sobre pena y tristeza, si no hubiera sucedido lo que luego os contaré, pero en mi vida suceden casualidades siempre increíbles y esta vez no iba a ser menos.
La gente que me rodea no se sorprende si un día me levanto y les cuento que he soñado con Kevin Costner y, pasadas unas horas, me lo encuentro en una gasolinera. Si fuera sola nadie me creería, pero normalmente cuando me han pasado mis cosas fantásticas siempre estoy con gente y lo acaban flipando, quizás más que yo. La gente lo llama premoniciones, corazonadas, poderes, brujería,.. Yo lo llamo mis casualidades y siempre siempre son para algo bueno, las siga o no las atienda, me suceden para alegrarme la vida y muy muy pocas veces suelo equivocarme. Bueno, con esto ya certificáis que estoy fatal de la cabeza, jajaja.
Después de llegar, estar en un sitio, ir a otro, a un Tanatorio, a una misa, a un cementerio,... Tenía que volver a casa, tenía mezcla de sensaciones, era el 40 cumpleaños del Pichu y no podía ser que éste fuera el recuerdo que tuviera, ése también era su día. Quería al menos poder (sin ganas, os aseguro que no me salían por ningún sitio) darle algo genial y se me ocurrió, lo preparé y lo tenía, eso hacía que me sintiera mejor. Eran las 3 de la tarde y en unas horas pasaríamos un buen rato, al menos desconectaríamos.
Mi abuela tenía 90 años y era todo un personaje.
Nuevamente volvió a suceder y, como siempre, a través del teléfono. Yo quería hasta reirme, o eso o me agarraba las cuencas oculares para que no se me salieran todas las lágrimas. La Bisa (con 101 años) siente mucho no poder felicitar a su Nieto, pero está muy malica. Pregunté cómo de malita y me dijeron... "Está el cura". No habíamos salido del Valle del Tera (Zamora) y nos íbamos para Cuenca. Ella todavía oía así que, en mitad de la carretera, Carlos paró y le dijo a su Lala Pelita que la quería mucho: "...ahora vamos a verte Hugo y yo y te damos un besazo enorme y me tiras de las orejas...". Al otro lado sólo ruiditos, pero sin oir/entender nada.
Otro viaje sin retorno, sin hablar, sin decirnos nada, sin haber pasado 24 horas del primero.
Sólo escuchamos a Hugo decir: "Hoy es el día que sale el avión de las bisas al cielo". Sin poder creérnoslo y asumir cómo iba a ser posible que Hugo fuera a perder el mismo día a sus dos bisas.
Pasado un tiempo y ya llegando a Madrid, el teléfono volvía a sonar y decía Cancelado, el vuelo se suspende. De nuevo en la cuneta, escuchamos a alguien que nos decía que había decidido que ese cura se podía ir a dar misa a las fiestas de algún pueblo que ella no pensaba morirse el día del cuarenta cumpleaños de su Nieto, que quería bombones y un abrazo. Todo esto dicho con esa voz maravillosa que parece que sonríe cuando la escuchas.
Así que, con nuestros bombones y sin creernos todo lo que sucedía, aparecimos por Cuenca y dimos uno de los mejores regalos que tendrá Lingas en su vida.
¿Te imaginas que sabes que jamás podrás tener un abrazo, un beso o una conversación de alguien que quieres? El destino, justo el día señalado, te lo regala y te deja decirle y hacerle lo que quieras, tener la suerte de irte a dormir esa noche tarde, pero tan tan feliz.
Pues eso, así es nuestra vida, Casualidades maravillosas. No dejes nunca de dar y recibir cariño, es maravilloso, y fantástico. No te vayas sin nada, sin lágrimas, sin cosas buenas, sin amor. Vete con todo.
Besos.
Pues eso, así es nuestra vida, Casualidades maravillosas. No dejes nunca de dar y recibir cariño, es maravilloso, y fantástico. No te vayas sin nada, sin lágrimas, sin cosas buenas, sin amor. Vete con todo.
Besos.