Este año sigo con propósitos, con seguir haciendo cosas que me vinieron genial el año pasado y cambiar algunas.
El año pasado casi quité el Nacimiento a primeros de febrero, menos mal, porque casi me meto en San Cupi y yo con los camellos. Lo que sucedía, era que Hugo estaba flipao con el nacimiento y ha estado jugando desde que lo pusimos hasta exactamente el día 24, el día 24 sólo quería jugar con su Batcueva y su Batman con su Robin (y todavía sigue).
El año pasado casi quité el Nacimiento a primeros de febrero, menos mal, porque casi me meto en San Cupi y yo con los camellos. Lo que sucedía, era que Hugo estaba flipao con el nacimiento y ha estado jugando desde que lo pusimos hasta exactamente el día 24, el día 24 sólo quería jugar con su Batcueva y su Batman con su Robin (y todavía sigue).
¿Os acordáis de lo que venía en esta caja? Fue un regalo familiar. Aquí todo colocadito. Parece mentira, ¿verdad?
Entonces he pensado recogerlo ya, tenerlo todo limpito, colocadito y organizadito. Hasta con papel de seda lo envuelvo.
Ahora es el momento en que a mi madre le ha dado un ataque de risa, por Dios, que alguien vaya a ver si le ha pasado algo. Aunque nadie me crea, llevo un año intentando ordenar todo y tengo varias premisas que me van funcionando, ya os lo contaré. Pero os cuento una tontería de las mías, por si no habéis ordenado el tema Navideño.
Las cajas de huevos es mi nueva ñapa, me sirve para apilar genial.
Algunos los hemos hecho y pintado nosotros, porque poco teníamos.
Estas campanillas son de este año, con algunas como este oso de cristal en su cajita.
Estirando para reutilizar.
Me costó mucho esfuerzo ir teniendo una familia y un árbol, con sus cosas, así que no quiero que se rocen ni se descascarillen, que se rompan mis cosas, mis adornos, así que los guardos con un mimo que no veas. Pero tampoco me gustan que ocupen, tengo las mínimas cajas dentro de sus cajas.
Besos.