Me habíais preguntado qué llevar a una comunión y yo, que soy así, no os lo había contado aún.
Ya sabéis que soy un poco extravagante (para mi hermano, hortera), pero es que me aburro tanto de ver siempre lo mismo que aunque no quiera y con la cantidad de color que existe este año en la ropa me parecía una herejía no ponerselo. Pero claro, las carcasas que veía, y túnicas, eran todo súper maxilargo, a mí me pirra pero hubiera ocasionado que el Pichu fibrilara y sudara color por sus poros. Así que Hugo y yo fuimos tradi-convencionales (¡qué estupor!), aunque tenía un plan B para Hugo, pantalón pirata rojo divino y camisa mao divina con listas.
Lo mejor de todo es lo cómoda que puedes llegar a ir, lo barato que puede llegar a ser (llevaba poquito más de 20€ en ropa) y lo resultón y ponible para cualquier otro días. Luego me puse una camisa flúor por el calor y unas bailarinas para preparar la fiesta y estar tirada en la piscina con los peques y poder rebozarme y disfrutar sin preocuparte en romper o ensuciar la ropa.
Para mí, modelinchi perfecto. Además, si no quieres, ni te haces las piernas; ¿qué pasa, a vosotras os da tiempo a ir siempre impecables? Pues a mí no. Jajaja.
Que no, que no me estoy luciendo, que no es mi estilo, jo.
Hace poco me dijeron que iba siempre muy resultona, pero que eso era muy caro. Y yo pienso que es mentira (o al menos, no es verdad), porque una sudadera del Decathlon cuesta lo mismo. Es tú opción, ir en chándal o en camisa.
Por cierto, ¿os acordáis que el otro día os dije que me ponía como los orcos? Pues para que veáis que es verdad...
¡Qué mona, eh! Jajaja.
Besos.